martes, 20 de mayo de 2008

ALEJANDRA PIZARNIK, EL YO INEXISTENTE


“Nadie puede salvarme pues soy invisible
aun para mí que me llamo con tu voz". A.P


El sólo hecho de hablar de Alejandra Pizarnik nos lleva indispensablemente por un camino oscuro y turbulento, de muerte, locura, pasiones y, sin duda, de buena poesía, aunque es mejor que lo dejemos en simplemente poesía, pues lo buena o lo mala que sea, hablando de claridad literaria, ritmo, forma y fondo, no es ni el tema, ni el objetivo de este escrito.

La poesía es una expresión literaria tan compleja, que incluso aún a mi me cuesta trabajo comprenderla, pero, sin duda alguna, la poesía de Pizarnik tiene una presencia propia en el mundo de las letras, que está ligada a las múltiples experiencias trágicas que tuvo a lo largo de su vida, y a su destino predecible e inevitable.

Su profunda timidez y sus problemas de salud nos muestran una Alejandra débil, dudosa, subordinada e incrédula en cuanto a su trabajo y su vida, como ella misma lo describe en un artículo de la revista Diario Buenos Aires:

«Si no fuera así —escribe el 24 de mayo de 1966— no leería para aprender sino para gozar. ¿Aprender qué? Formas. No, no es el deseo de frecuentar modos de expresión. Mis contenidos imaginarios son tan fragmentarios, tan divorciados de lo real, que temo, en suma, dar a luz nada más que monstruos. (...) Creo que se trata de un problema de distribución de energías. Pero lo esencial es la falta de confianza en mis medios innatos, en mis recursos internos o espirituales o imaginarios» («Diarios 1960-1968», op. cit., pp. 279-280).

Pero sus escritos nos dejan ver la otra cara, que si bien es funesta y sombría, atrapa a los lectores y tiene la valentía de llevarlos por los sub-mundos de la realidad humana, como lo hace en sus obras La piedra de la locura y El infierno musical, publicados en 1968 y 1961, respectivamente, y que pertenecen a la segunda etapa de su poesía donde hay una mayor presencia de prosa, un discurso inacabado y caótico, que por medio de la repetición y la confusión presentan relacionen de recuerdos de diferentes tipos.

De la misma manera como recorremos piezas poéticas que nos internan en abismos delirantes y dramáticos, que nos precipitan en la mejor expresión de pizarnik, existen otros textos que abruman por su dulzura y sencillez, y nos proponen recitar poemas de amor en las calles del París de los años sesenta, y aunque si bien no son palabras que describen un amor verdadero e infalible, reconocen al yo propio casi inexistente frente a un otro que existe delante de mí.
Lo que en conclusión me atrapa de la obra de Pizarnik y de su propia vida, es la posibilidad de matar y revivir demonios de otros tiempos, no los suyos sino los míos, que quizás y al fin al cabo podrían camuflarse para ser los mismos, en el yo figurativo, simbólico y ausente de la poesía.

LA COMUNICACIÓN COMO PANÓPTICO EN LATINOAMÉRICA


Cuando se empiezan a estudiar profundamente las teorías de definición y funcionalidad de los medios de comunicación en el mundo moderno, desde el punto de un actor crítico y reflexivo de la sociedad, se encuentran innumerables relaciones entre la función real de los massmedia y otras funciones inmersas en la vida humana, como lo son las económicas, las culturales y, por supuesto, las políticas.

En este ensayo nos compete definir una relación espiral, como la historia misma, entre tres realidades partiendo de esta última: la política en Latinoamérica, Los medios de comunicación y la visión del panóptico de Foucault. Dicha relación está dada por la función y el simbolismo de cada una de estas realidades por separado, y para hacerlo de una manera más clara, debemos centrarnos primero en el transcurrir del último año en cuanto a la política latinoamericana, para después adentrarnos en la propuesta de Michelle Foucault frente a la definición y ocupación del panóptico como símbolo de disciplina y, por último, en la función fundamental que tienen los medios de comunicación en dicho transcurrir y en sus propios efectos.

Como primera realidad tenemos la política latinoamericana del último año, que como es bien sabido ha dado un giro inesperado al tomar por los buenos rumbos del socialismo democrático, con políticas claras en educación, salud, niveles de pobreza y otros asuntos centrales para los todos países de nuestra región, puntos críticos dentro de la sociedad actual y, sin duda alguna, bases fundamentales para llevar a cabo una real dialéctica histórica, como bien lo trazó Maritin Heideger.

Para comprender los nuevos movimientos políticos es necesario conocer un poco sobre el desarrollo de algunas corrientes de izquierda a lo largo de la historia latinoamericana al no ser una novedad en todo sentido, empezando por las independencias tardías en el siglo XIX y las revoluciones civiles post-independentistas, llenas de políticas económicas imperialistas de países desarrollados que desencadenaron en abusos de poder por parte de gobiernos-marioneta, y que por una dinámica social evidente desataron en la creación de grupos revolucionarios en toda América Latina, en casos tan importantes como el Movimiento 26 de julio en la Sierra Maestra Cubana, el de los Grupos Zapatistas en Méjico, el Tupac Amaru en Perú y los Sandinistas nicaragüenses.

Como podemos ver, no se está planteando una nueva estrategia, por el contrario se toman muchos de los trazados históricos que nos dejaron los grupos antes mencionados además de muchos otros que quedan sin mención, simplemente esta vez no se toman las balas como puntos a favor sino se juega desde una supuesta legalidad, y se ve a la política como la mejor arma de convencimiento y movilización social masiva.

Con casos tan latentes como el de Michelle Bachelet en Chile y el de Evo Morales en Bolivia, sin mencionar la posición social-nacionalista de Hugo Chávez en Venezuela, podemos decir que los estados latinoamericanos, o por lo menos algunos de ellos, están por fin velando por su propio beneficio antes del beneficio externo que arruinó las economías a principios del siglo XX en todo el territorio; en cuanto a esto es claro que las ayudas provenientes de países hermanos, unidos por una misma lengua y una cultura muy cercana, ha beneficiado el intercambio comercial y así mismo el nivel de vida en algunos destinos.

Los casos mencionados no han dejado de lado su preocupación por las relaciones con grandes entes tales como los Estados Unidos y la Unión Europea que, por supuesto, con su organización y su apoyo económico han intervenido en cada uno de los países de Latinoamérica y teniendo en cuenta los procesos de globalización y de competitividad en el mundo moderno, es una estrategia inteligente por parte de los nuevos gobiernos.

Acercándonos un poco al segundo punto que nos atañe en este texto podríamos decir que la globalización juega un rol imprescindible en los juegos de poder del siglo XXI, este proceso hace cada vez más pequeño al mundo y así mismo fácil de descubrir, incluso para culturas subdesarrolladas del “tercer mundo”; este tipo de procesos, con sus beneficios y desventajas, influyen de manera arraigada desde hace más de diez años en los diferentes apartados sociales, y es aquí donde entra el papel de los medios masivos de comunicación que nos dan una visión, abierta o no, de lo que está pasando, con todos los detalles, vía satélite -o en el peor de los casos vía microondas-, en vivo y en directo, en este preciso momento en cualquier parte del globo.

Los medios de comunicación a lo largo de la historia, desde su surgimiento con las primeras culturas de Mesopotamia, ha sido una fuente de reconocimiento social, de transmisión de contenidos, de información y de alguna manera nos valemos de ellos para fiscalizar y comprender los acontecimientos mundiales, determinar cómo nos afectan y también plantear nuevas estrategias que contribuyan a una mejor calidad de vida para los miembros de cualquier sociedad.

Sin embargo, en el siglo pasado, partiendo de la revolución tecnológica que tuvo lugar durante la segunda guerra mundial y especialmente con el boom del micro-ship en 1980, los medios de comunicación se han masificado a niveles incontables, y han hecho que la información, confiable o no, verídica o no, llegue a miles de millones de seres humanos en una fracción de segundo.

Si bien los medios de comunicación surgieron por la necesidad de obtener información a nivel general, con la globalización han entrado también como una forma masiva de mercado, y no precisamente por las constantes campañas publicitarias que nos bombardean día y noche en la radio, la televisión, los periódicos y en Internet, sino por su función última de vender, a como de lugar, ideas, conceptos, modas, ideologías, estéticas, imágenes, nociones, significaciones y valores, entre muchas otras concepciones de realidad paralelas a las que cada individuo posee.

Los medios al convertirse, entonces, en formula de venta de un currículo social oculto[1], llegan a la política latinoamericana como un instrumento para generar campañas, conseguir votos ignorantes, alienar a un pueblo analfabeta que no conoce postura política alguna, convencer a los que ya no creemos en el Estado, ni mucho menos en los que lo representan, y también para subyugar a una población que ya no tiene nada que perder.

La política nos lleva por caminos de un juego de poder, que como bien dice Foucault están dados por el discurso, y es en este punto donde es aún más evidente la venta, antes mencionada, que hacen los medios de comunicación, ya que el discurso debe venderse a un pueblo, cualquiera que sea, para que a las clases gobernantes les sea permitido el ejercicio de poder.

“Relaciones de poder múltiples, atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social. Y estas relaciones de poder no pueden disociarse ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un fundamento del discurso. No hay ejercicio de poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad...”[2]

Por última realidad, planteada en el principio de este texto, tenemos el pensamiento del filósofo francés Michelle Foucault, en su libro Vigilar y Castigar, y sobre todo en su capítulo III, El Panoptismo, donde propone un estudio de la visión de panóptico de Bentham y sus aplicaciones en la historia.

En este apartado, y para no alejarnos del tema anterior, se traza una forma de panóptico que desde su punto más alto permite el ejercicio del poder.

“En cada una de sus aplicaciones, permite perfeccionar el ejercicio del poder. Y esto de varias maneras; porque puede reducir el número de los que lo ejercen, a la vez que multiplica el número de aquellos sobre quienes se ejerce. Porque permite intervenir a cada instante y la presión constante actúa aun antes de que las faltas, los errores, los delitos se cometan. Porque, en estas condiciones, su fuerza estriba en no intervenir jamás, en ejercerse espontáneamente y sin ruido, en constituir un mecanismo cuyos efectos se encadenan los unos a los otros. Porque sin otro instrumento físico que una arquitectura y una geometría, actúa directamente sobre los individuos; da al espíritu poder sobre el espíritu.”[3]

Así mismo, afirma que garantiza su economía, su eficacia y su funcionamiento, asintiendo regresar a la dinámica social de gobernante-gobernado, siendo ésta un arma siniestra para estados que realmente quieren conseguir beneficios para sus habitantes, como los que se están dando en Latinoamérica.

Ahora bien, es necesario decir que de alguna manera los medios de comunicación ejercen esa función de Panóptico[4], aunque no dan la sensación de ser estructuras cerradas, es esa misma postura la que les permite estudiar sin ser estudiados, ver sin ser vistos, juzgar sin ser juzgados y, lo más significativo, gobernar sin ser gobernados.

Los medios de comunicación en el mundo moderno, tienen tanto poder que son capaces de mantener un gobierno determinado o derrocarlo, manejando de manera masiva a los que en la actual democracia, casi mundial, tienen el “derecho y deber” de elegir a los mandatarios, y al ser un panóptico posee cualidades inimaginables para imprimir la fuerza y la tan nombrada disciplina de foucault, en el pueblo votante.

“Este espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los acontecimientos están registrados, en el que un trabajo ininterrumpido de escritura une el centro y la periferia, en el que el
poder se ejerce por entero, de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el que cada individuo está constantemente localizado, examinado y distribuido…”[5]

Entonces con esto, el ejercicio del poder queda más que ratificado por medio del panóptico, es decir de los medios de comunicación, pero tengamos en cuanta que el poder visible siempre estará en peligro, en riesgo de revolución, por eso quizá, los massmedia tienen ventajas infinitas al estar situados en la torre del panóptico, eso garantiza que el poder siempre estará presente sin que para el pueblo signifique un problema, esa es la verdadera superioridad, crear en el pueblo, siempre dominado, una sensación de conciencia del poder, sin tener que estar bajo su opresión directa.

“…en suma, que los detenidos se hallen insertos en una situación de poder de la que ellos mismos son los portadores. Para esto, es a la vez demasiado y demasiado poco que el preso esté sin cesar observado por un vigilante: demasiado poco, porque lo esencial es que se sepa vigilado; demasiado, porque no tiene necesidad de serlo efectivamente…”[6]

A manera de conclusión, podríamos decir que en Latinoamérica, al igual que en el resto del mundo, los medios son un instrumento de manejo, de venta, que al igual que el panoptismo pretenden generar disciplina, y esta disciplina ha de verse reflejada en la creación de una cultura política generalizada, por medio del voto, para que el ejercicio del poder sea llevado a cabo y además, esté absolutamente garantizado.

Así mismo, y sin entrar en idealismos insignificantes, podríamos plantear que si los medios de comunicación poseen el sitio perfecto de la torre del panóptico, como lo hemos tratado a lo largo de este ensayo, han estado generando en nuestra América Latina un cambio drástico en cuanto a la concepción de poder, llevándolo por senderos sociales importantes que se habían aquietado desde hace más de veinte años, senderos comunes que se recuperan poco a poco, clamando desde lo más alto un convencimiento de que en estas tierras Latinoamericanas aún hay algo que se puede hacer.

BIBLIOGRAFÍA

FOUCAULT, Michelle. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. pp.220.
Foucault y la investigación educativa. Morata, España. 1990
POSNER, George. Análisis de currículo. Segunda edición. MC Graw Hill. Interamericana, S.A. Santa fe de bogota, Colombia, 1998.
DOUGLAS & FRÁN. M. FOUCAULT. Aproximación a claves de su pensamiento.
[1] Posner, George. Análisis de currículo. Segunda edición. MC Graw Hill. Interamericana, S.A. Santa fe de bogota, Colombia, 1998.
[2] Foucault y la investigación educativa. Morata, España. 1990
[3] M, Foucault. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. pág.130.
[4] El Panóptico de Bentham es la figura arquitectónica de esta composición. Conocido es su principio: en la periferia, una construcción en forma de anillo; en el centro, una torre, ésta, con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo. La construcción periférica está dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción. Tienen dos ventanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra.
[5] M, Foucault. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. pág. 125.
[6] M, Foucault. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. pág. 205.

MORAL Y LUCES

"Moral y luces son los polos de una República: moral y luces son nuestras primeras necesidades"[1]


Para entender cómo concebía Simón Bolívar la educación debemos remitirnos a la que él recibió en su juventud. “A pesar de la riqueza de su familia él no tuvo una educación sistemática. Algunos de sus maestros fueron Simón Rodríguez y Andrés Bello. En 1799 viajó a España dónde estudió matemáticas, idiomas, baile, e historia”[2]; y en alguna ocasión le dijo a su maestro Simón Rodríguez “Usted formó mi corazón para la libertad, para lo grande, para lo hermoso”[3].Con estos fragmentos de su biografía y de sus manuscritos, vemos cómo fue educado fuera de las instituciones, y cómo su relación educativa con sus maestros, conocidos pensadores de la época, fue completamente llevada por el camino del libre pensamiento y la autodisciplina. Ese libre pensamiento era el que quería implantar en las aulas de la Gran Colombia.

La educación de un pueblo pone fin a su condena de ignorante y a su papel de oprimido; eso pensaba Bolívar y en sus discursos lo demuestra, y lo propone, como principal eje político, social y económico. Con el epígrafe superior Simón Bolívar empieza a hablar de educación en el congreso de Angostura, que tiempo después, a raíz de las malinterpretaciones, fue el fin de su gloria.

La instrucción masiva de un pueblo de agricultores, como lo era la Gran Colombia, iba a hacer de ella una potencia social, cultural y económica, que hiciera contrapeso a nuestros “vecinos del norte”; porque para cambiar el pensamiento y el comportamiento de una república hay que educar o, mejor, reeducar a su pueblo. Para Bolívar la simple alfabetización de los campesinos iba a darles su libertad intelectual, el resto vendría por añadidura.

Proponía una educación en principio básica pero gratuita, manejada, como todo, por el estado, que permitiera a los más pobres acceder al conocimiento, que para ellos había estado siempre en la sombra; una educación sin discriminaciones, sin clases sociales, sin apellidos ni linajes; la educación de un pueblo donde todos fueran hermanos.

La educación que imaginaba el Libertador estaba diseñada para un momento y una realidad política y social concreta, y tenia como propósito hacer una transformación radical, empezando por construir la noción de una patria americana y no para mantener a la vieja España como patria. El general buscaba una educación revolucionaria, una educación activa que permitiera al pueblo hacer valer sus derechos, esos que por supuesto nunca había tenido. Buscó también la unión de las clases sociales en las escuelas básicas y la igualdad de las mujeres en el campo educativo; digamos que quería hacer una preparación previa al pueblo para así logar el desarrollo de la república.

Por otro lado vale la pena anotar que para Bolívar la educación sería la fuente de trabajo, ya que ésta se aplicaría al campo de los oficios, las técnicas y las ciencias aplicadas, de esta manera el desarrollo económico e intelectual del pueblo sería inminente. El papel del maestro sería fundamental para realizar este ideal, y el libertador lo sabía, le dio una gran importancia señalando que el docente “estaba en el lugar más elevado, ya que de él dependería la educación de la juventud”.

Nuestra Gran Colombia, después de casi cuatrocientos años de esclavitud ante los colonizadores, veía la luz de la revolución y de la libertad, a manos del más grande visionario latinoamericano. Pero después de la gloria viene la decadencia, el fin de la transparencia y la traición, y como consecuencia, el desorden y el caos.

Desafortunadamente Bolívar no tuvo tiempo suficiente para demostrar su acierto y su poder para manejar un país como el que él mismo había construido a costa de sangre y vidas. El pueblo de la Gran Colombia tuvo un comienzo lleno de ideas, de idealistas, de política en todo el esplendor de la palabra, de ganas de salir adelante y lo más importante de líderes verdaderamente revolucionarios y capaces; sin embargo, la ambición de algunos la llevo a una guerra interna que fue más fuerte que todas las guerras ganadas en el pasado al verdadero enemigo.

Con el paso de los años se ha hecho más difícil conocer la verdadera versión de la historia, la que no ha sido manipulada, porque así como dice el catedrático Ulises Casas en su escrito sobre el Significado del 20 de Julio de 1810 “…La historia oficial responde siempre a intereses de clase o sector de clase mediante la cual se pretende legitimar la dominación”. Encontramos en los libros, en las enciclopedias, en los artículos de reconocidos historiadores, una historia falsa y malinterpretada. “…En tanto, el Libertador promovía la implantación de una norma constitucional más conservadora y centralista, en conclusión, una dictadura”
[4], pero hay que ir más allá de un simple texto enciclopédico.

Para saber la verdad es necesario hacer un estudio profundo sobre los diarios del libertador, sobre sus escritos políticos y personales, sobre sus discursos; quizá esa sea la única forma para no caer en la mentira. Bolívar comprendía que después de casi cuatrocientos años de opresión española el pueblo no podía ser gobernado por una democracia absoluta; como todo cambio, éste también necesitaba ser producto de un proceso ordenado, por eso proponía un gobierno centralista, manejado por un único líder. De este último planteamiento dan cuenta sus escritos posteriores a la batalla de Boyacá (1810), y su pronunciamiento en la fracasada Convención de Ocaña (1828), donde se desató públicamente su rivalidad con Santander. Ese gobierno centralista no era, ni mucho menos, una propuesta totalitarista ni antidemocrática, era solo un paso adelante en el proceso de democratización, porque…un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción
[5].

Como vemos, para Bolívar la educación era la base principal para todo, pero la malinterpretación de sus pronunciamientos y de sus escritos político, principalmente, llevo a sus rivales a llamarlo dictador y a participar en una campaña en su contra, que tenía entre sus acciones el asalto de la Noche Septembrina y que termino con su destierro y muerte en diciembre de 1830.

Si analizamos la causa bolivariana podríamos determinar el justo momento donde se acaban los ideales de una patria unida y educada, y donde empieza el desorden y, lo que llamaría, una división anarquista; no estábamos unidos, ni divididos en dos bandos, cada uno caminaba hacia el futuro por caminos divergentes.

La propuesta de este ensayo es determinar el momento donde empezó lo que vivimos ahora las nuevas generaciones, y no hay mejor modo para determinar ese momento que iniciando en un cambio político radical como fue la independencia. Antes de ésta podríamos decir que la educación se basaba en un modelo tradicional, como lo hemos visto, manejada en su totalidad por la iglesia católica y a la que sólo tenía entrada una mínima parte de población.

“La Iglesia ejerce también un dominio absoluto en el campo de la educación. Todos los centros de enseñanza de la Nueva Granada, desde las escuelas de gramática hasta las universidades, están a cargo de eclesiásticos, especialmente dominicos y jesuitas, quienes aplican rigurosamente las disposiciones dictadas por el Concilio de Trento en materia educativa. De esta manera, el tipo de educación que recibe la sociedad criolla está determinado también por la ideología de la Contrarreforma. La cultura renacentista europea se trasplanta a las universidades y colegios del Nuevo Reino, siguiendo los modelos españoles, entre los cuales Salamanca es el principal. Al mismo tiempo, entre el resto de la población, y sobre todo a través de la evangelización, se impone un tipo de tradición medieval reflejada en la vida conventual, austera y aislada, que caracteriza a la ciudad desde finales del siglo XVI”
[6]

Después de esto vinieron las guerras independentistas, y el cambio que le daría el general Bolívar a la nación sería una educación basada en el libre pensamiento del que hablamos anteriormente, pero que ni él, ni ninguno de nuestros líderes a lo largo de la historia han logrado llevar a cabo.

Detrás de la conspiración en contra del general se desintegró la Gran Colombia, Santander obtuvo el poder de lo que ahora es el territorio colombiano y Panamá, lo convirtió en una república centralista, y decretó que “la educación debía ser la principal empresa del estado”; este postulado, a pesar de su semejanza con el ideal del Libertador, no pasó nunca de ser un decreto. Si bien se designó gran cantidad de dinero y se abrieron escuelas gratuitas, la educación nunca llego a ser una base para el desarrollo, ni mucho menos pudo cambiar la condición del pueblo.

Así se determina el momento histórico donde se destruyó el ideal de una sociedad educada y la posibilidad real de que así fuera. Sin embargo, años después, aparecieron figuras revolucionarias con grandes ideas para la educación, pero su carrera hacia el poder fue también interrumpida y como siempre ganó el tradicionalismo, que como lo vivimos, no nos ha llevado, ni nos llevará, a tener una patria propia sin influencias exteriores que maten nuestra cultura en vez de enriquecerla y que nos permita pensarnos y pensar el mundo por nosotros mismos.

“Para juzgar de las revoluciones y de sus autores, es menester observarlos muy de cerca y juzgarlos muy de lejos” Simón Bolívar.
[7]

[1] Simón Bolívar, Congreso de Angostura, 1819.
[2] B. G Y M. S, Biografía de Simón Bolívar. Ministerio de Cultura. Colombia. 1998.
[3] Cornelio Hispano, citando un manuscrito del Libertador. 5.7. 1919
[4] Enciclopedia de historia colombiana. Ed. Nauta. 1990.
[5] Simón Bolívar, Carta a José María Sucre. 1828.
[6] Lucía Cadavid. Santafé de Bogotá: Una ciudad de iglesias. Universidad de Los Andes. 2002
[7] Cornelio Hispano, 3.4.1919

DEL CHISME Y SU POSIBILIDAD COMO LITERATURA



La novela Todo en otra parte, de la escritora colombiana Carolina Sanín, es realmente un reto para lectores abrumados, lentos y despistados como yo. A algunos les ayudan los mapas de relaciones entre los personajes y las situaciones, las notas en los libros, las líneas subrayadas, entre otras cosas para comprender desde el inicio el fondo y la forma de este libro, pero en mi caso fue un completo desastre. Prescindí de tales ayudas hace años por culpa de una mala costumbre de escritora barata, así que fue un reto, como lo decía antes, la lectura de esta desordenada y, en algunos momentos, desorientada novela.

Quizá por todos los atributos anteriores hacia mi lectura, el libro no es para mí una obra de arte, sino una de des-arte, como su mismo nombre de entrada lo anuncia. El lector que no haya desfallecido en las primeras páginas tiene suficientes oportunidades de exasperarse en el resto del libro. El sexto capítulo, en cambio, es el capítulo del descanso: los personajes de la historia se convierten a una fábula bucólica, y al escribir yo misma sentía que me había ido de excursión[1].

La literatura, al igual que todo arte y expresión humana, se sustrae de lo cotidiano, de lo absurdo y lo irreal. El chisme, que entra en la primera categoría, hace parte fundamental de la novela de Carolina Sanín, Todo en otra parte. De ella se atiene Sanín para desarrollar su texto.
Me parece que todas las situaciones de la historia son cotidianas. Digamos que en ella hay un realismo del pensamiento y no de los sentimientos
[2].

La interrupción como técnica literaria, dentro de una lírica fluida y simple, es quizá una de las más grandes dificultades de los escritores actuales, pero en este caso específico es también una virtud. No hay nada más complejo que ir intercalando conceptos, ideas, situaciones, personajes, de la forma que lo hace esta escritora colombiana, que traduce en caos un romance que es exhausto y que tal vez no existe.

Dentro del desorden, las palabras se expresan como son, como la misma autora lo reconoce, objetos delimitados y complejos; como simples unidades lingüísticas que si bien hacen parte de un todo, no pierden su valor cuando se encuentran en una hoja solas, abstraídas y mirando asustadas que a su alrededor no hay nada.

Sanín hace de su novela una hoja en blanco, donde una palabra puede ser un todo, o mejor, lo único verídico y realmente útil, jugando con el lenguaje, en su expresión más mínima y al mismo tiempo contando una historia de amor; pero el valor de la novela no se basa en ese juego ininterrumpido, aunque si bien tiene una validez extraordinaria en cuanto a novedad en la estructura literaria, sino su base está en cómo contar una historia y llevarla por los tubos del chisme, como lo que es, una expresión típicamente humana, que usamos todos los días para no aburrirnos de la rutina.

En la novela de Carolina Sanín la vida de los personajes es solamente una serie de chismes. Ella no quería representar nada, sólo crear un mundo jugando con las formas del lenguaje. Todo lo que le sucedió después de publicar el libro le demostró que no estaba tan lejos de la realidad.[3].

La historia de amor de Carlota y Julio, lo protagonistas de la novela, se desarrolla en medio de chismes, ni siquiera el tan nombrado y posicionado perro se salva de éstos.

De otro lado, en la novela de Sanín, un espectro recorre-asedia a Todo en otra parte; ese espectro, para mí, es el del perro, del cual el lector nunca sabrá nada, más allá de los imprecisos y parcos rumores que se tejen en el texto[4].

Cuando carlota y Julio salen, cuando se acuestan, cuando comen, cuando pelean, se teje tras ellos, y quizá delante de ellos un chisme, o dos o tres, que unen las situaciones, los otros personajes y los lugares entre si, sin dejar un solo espacio en medio. Los chismes son el inicio, el nudo y el desenlace de la historia, su eco, su pulmón.

Dentro de la literatura actual, pocas novelas o escritos se han tejido de manera tan magistral dentro del chisme y con el chisme, como todo en otra parte. La exasperación de los medios por conseguir el chisme y hacer de él una noticia, que realmente afecta a pocos pero que muchos disfrutan, es impresionante. ¿A quién le importa si tal o cual se casó con el que no era su novio de toda la vida, o si en la fiesta estuvo juan con la hija de Pepa pero estaba mirándole el culo a la actriz que estaba sentada junto a él? La periodista Sandra Russo define muy bien ese por qué: disfrutamos del escándalo ajeno, denigramos a quien engañó, curtió o mintió. "Alguien se ha salido de madre. Alguien se fue al carajo." En suma, nuestro placer se encuentra en la caída del otro. En el reino de los bajos instintos y de la perversión del dato[5].

La editorial de una revista lo explica también como especie de goce perversamente humano: Escuchar un chisme produce una sensación en el cuerpo que sólo se compara con la que produce escuchar un chiste. Descubrir la intimidad de otros genera una atención natural que no logran ni el cálculo matemático, ni las reglas gramaticales, ni los vericuetos de la informática. Lo íntimo tiene su sensualidad, mientras que el cálculo y la gramática acostumbran irse vestidos a la cama. Es que el chisme lleva puesto el principal placer del secreto: la posibilidad de ser revelado[6].

No se ha hablado mucho, dentro del mundo elegante y elitista de las letras, sobre el chisme y su posibilidad literaria, sin embargo uno de los más grandes escritores del siglo XX y pionero del periodismo literario, Truman Capote, anotó una vez que el chisme era literatura, tal vez en sus libros lo usó como técnica, si se puede llamar así, porque nadie puede negar que A sangre fría, está contada por medio de especulaciones y patrañas alrededor de la familia de Garden city que fue asesinada, lo que vio un supuesto testigo o lo que no vio, lo que supone la vecina sobre la muerte y lo que sabe por voces de barrio sobre los miembros. Esto no se aleja mucho de la obra de Sanín, que comparte con sus lectores palabras populares de ciudad, aunque si bien cosmopolita, sumida aun en los aires coloniales donde todos nos conocemos así no sepamos nuestros nombres.

Pero la gran pregunta es por qué el chisme llega aun a estas sociedades postmodernas, silenciosas y enormes, donde cada vez se tienen menos conocidos, más enemigos y poco tiempo para sentarse a tomar el té con los primeros, siendo este el mejor pretexto para rajar del prójimo, como se dice popularmente en Colombia. Eso lo explica el español Alejandro Gámbara en su ensayo Capote, cotilleos, mudanza, que apareció recientemente en la revista El Escorpión, en el cual afirma que gracias a los rumores la comunidad vigila sus propios límites, siente que controla los cambios y los imprevistos y finalmente refuerza su historia.

Así mismo José Luís Vargas, en Full Talk Show, pone en entredicho el papel de lo público y lo privado al hablar del chime. Por ejemplo, hoy se habla de sociedades mediatizadas o sociedades de la comunicación, donde, por lo visto, se está trastocando el concepto de lo público y lo privado. Es decir, con ese tipo de programas (talk shows) y otros que están basados en el viejo placer humano del chisme, cada vez es más difícil distinguir la frontera entre el espacio privado y el público.

No solo en la televisión, que es un medio chismográfico bastante popular, ha calado el chisme en si mismo como posibilidad, sino como hemos visto, también en la literatura lo ha hecho, desde Capote hasta Sanín, guardando las distancias.

Lo que realmente abruma es que el placer del chisme nunca había sido plasmado y aceptado de tal manera, como en este libro, como una verdadera posibilidad literaria, aunque siempre ha sido una bondad de la comunicación. Por este motivo, y solo por éste, la narrativa de Carolina Sanín tiene un verdadero sentido, que incluye al otro en su literatura, y hace que tome parte de ella como si fuera un chisme que corre de esquina en esquina en un mundo donde todo está en otra parte.

[1] Carolina Sanín Paz. Haber escrito Todo en otra parte [2] Carolina Sanín en entrevista para El Tiempo. Bogotá. 2005 [3] Carolina Sanín Paz. Haber escrito Todo en otra parte. [4] Andrés Octavio Torres. Echándole los perros a Carolina Sanín. [5] Sandra Russo. Como chismosa un fracaso. En: ¿Qué te importa? [6] En: ¿Qué te importa? Editorial.

MEDINA REYES Y SU CREACIÓN DE LA MUJER PERFECTA


Efraim Medina Reyes llegó a mis manos con su libro La masturbación entre Batman y Robin, en una clase universitaria de esas de nunca acabar. El título pienso, al igual que muchos de sus críticos, pone mucho interés en atrapar al lector desde la primera mirada quizá, como algunos lo han dicho, a manera de marketing perfecto. Digamos que no siendo un libro de mi total devoción, hay que resaltar la importancia que tiene para las letras colombianas particularmente, por su estructura literaria, es decir por su forma más que por su fondo.



Pero bien, no todo puede ser forma dentro de la literatura, y por supuesto no todo es forma en la literatura de este cartagenero; Efraim Medina en este discurso trata algunos temas, que por no decir que están muy acabados, diré que están más que tratados; sin embargo el núcleo de cada uno de estos temas es muy bien tratado por este autor, sobre todo tratándose de algo que todos leen desde una fibra subcutánea: La traición, las mujeres y las historias de vida, pero no las nuestras, las de los otros (por supuesto esto último debido a nuestro calor típicamente latinoamericano).



En este pequeño escrito quiero concentrarme en el segundo de los temas: las mujeres. Pero no desde mi fibra feminista, sino desde la literatura misma y desde las influencias literarias del autor. Teniendo en cuenta que Medina es un escritor que tiene, sin lugar a dudas, una narrativa ligera y fácil para lectores lentos y despreocupados, como yo, pues digamos que el tema de las mujeres, en primera medida, no fue algo que realmente me atrajera para escribir, pero durante la segunda lectura a su obra La masturbación entre Batman y Robin, encontré algunos aspectos interesantes, particularmente desde la perspectiva de una de sus grandes influencias, Cesare Pavese y su obra, que, como Medina mismo lo dijera en alguna entrevista, es uno de sus grandes aliados[1].



La influencia que puede causar un artista en otro lejanamente contemporáneo, es impresionante, y de eso ya saben bien los que se han dado a la tarea de escribir, o mejor de leer para poder escribir; sobre esto escribe Andrew Mahar en su ensayo Lo feminista en la obra de Rosario Ferré:


"…Las ideas surgen de alguna fuente, a la cual está conectada la personalidad del artista, y son adaptadas y empleadas por el artista según su propio ser. Sin embargo, hay muchos elementos que influyen al artista en cuanto a cómo crea su obra; quizás lo que influye más es el medio ambiente en que se crece. En este sentido medio ambiente quiere decir el mundo social, político, y cultural que lo rodea". [2]

En este caso específico, Medina ha sido muy influenciado por este poeta italiano, imposible de encasillar en un movimiento, y que tiene una concepción de mujer, así mismo imposible de determinar. En La masturbación entre Batman y Robin, Medina cita innumerables veces al poeta italiano, sobre todo en los espacios que narran la historia del protagonista. Al respecto de las mujeres Pavese escribió innumerable poesía, y en ésta se encuentra, después de una lectura juiciosa, un trasfondo que encaja muy bien en la visión de Medina Reyes sobre el tema.

En Pavese podemos encontrar diversas tipologías de mujeres, divididas en dos grandes rangos: las mujeres para la vida, y las mujeres de la vida, o mejor, las que son para morirse de amor, a las cuales puede escribirle versos como: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos -esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un vicio absurdo-. Tus ojos serán una vana palabra, un grito acallado, un silencio. Y por otro lado están las putas: "Todos encontramos una puta en el transcurso de nuestra vida. Y son poquísimos los que encuentran una mujer que les ame y sea honesta. De cada cien noventa y nueve son putas" (O. de V. 5-2-38).


Con estas dos definiciones de mujer juega también Medina Reyes en su novela. Por una parte están las putas, de las que habla en el transcurso de la obra, todas aquellas que buscan al protagonista de la novela, Sergio Bocafloja (o las que el busca), y por otra parte están las mujeres clásicas, que tantos (o tantas) dicen que ya no existen, pero Medina las describe perfectamente, sin mencionarlas específicamente, en las controvertidas 9 lecciones.


Cuando en clase hablamos de las 9 lecciones y planteé que era realidad lo que ahí se mencionaba y la diferenciación que hacía Medina de las dos clases de mujeres, las de mi género voltearon una mirada inquisidora hacia mí, y después de algún tiempo de discusión me di cuenta de que la mayoría son de aquellas del primer grupo, las clásicas, aquellas que siguen los pasos acostumbrados para que un hombre las lleve a la cama, o para que no suene tan duro, para que las conquiste. Lo divertido está en que ellas fueron las que más criticaron la obra de Medina en cuanto al tratamiento injusto y atrevido al género femenino.


Pero para no desviarnos del tema y volviendo a la división de las mujeres en la obra del cartagenero, encontré un artículo de Rossend Arques sobre la visión de pavese sobre la misoginia, titulado Pavese: la misoginia como máscara.


"La misoginia de Pavese no implica indiferencia, sino un odio que no es, a decir verdad, más que un amor apasionado, irritado y avergonzado de no poder expresarse, un amor que se venga puerilmente de su propia torpeza".

Con esta simple frase Arques nos muestra la visión real de Pavese sobre las mujeres y su relación con ellas, una relación siempre tormentosa que se demuestra en su biografía y, desde luego, en su producción literaria. A manera de conclusión y afirmando lo citado anteriormente sobre la influencia de un autor en otro, se podría decir que la gran influencia de Pavese en Medina ha sido esa concepción misógina auto-redentorista de la mujer.


Efraim Medina afirma en una entrevista realizada por Juan Esteban Osorio y Patricia Linares que no es un misógino y que sus obras no tienen ningún toque de esto, es más, agrega: “Mis exigencias (en cuanto a las mujeres) entrañan agudeza, sensibilidad, curiosidad por el mundo, autocrítica, imaginación y dudo que las chicas del noticiero tengan mucho de eso, si lo tuvieran no serían usadas de esa forma” [3]. Si bien es cierto que un autor, o su personalidad, no pueden ser juzgados por la obra, ésta deja ver mucho del trasfondo personal, sobre todo cuando el tratamiento del tema, cualquiera que sea, esta en contacto directo con una búsqueda constante de identidad propia en cualquier escritor.


La novela La masturbación entre Batman y Robin es, en mi concepción, un paso más en esa búsqueda de la mujer con la que sueña cada hombre, con ese ser complementario que todos quieren tener a su lado, una perspectiva de la mujer que está en el medio de esos dos grandes grupos de mujeres que he tratado a lo largo de este escrito, entre las putas y las clásicas. Es, finalmente, un acercamiento a la creación de la mujer perfecta.




[1] Efraim Medina Reyes: “El oficio de vivir de Cesare Pavese, es y sigue siendo mi mejor aliado”.

[2] Encontrado en: http://www.arches.uga.edu/~amahar/home.html
[3] Efraim Medina: El "Chico malo" de la literatura colombiana

LA DIDÁCTICA COMO CIENCIA AUXILIAR PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL



Para entender la didáctica es necesario hacer un juicioso estudio de lo que ha sido su historia y su desarrollo en términos generales.

Como primera medida, al estudiar las investigaciones sobre didáctica, surge el primer problema: su definición. Este primer encuentro con su definición puede ser confuso ya que algunos afirman que la didáctica es una ciencia auxiliar, otros, que es una disciplina y algunos, que es un saber.

Para poder comprender qué es realmente la Didáctica se debe entender completamente la definición de Pedagogía. Si por ella se entiende el estudio sistemático, intencional y teórico, que se hace de manera científica, de la educación, podemos inferir que la didáctica es una ciencia auxiliar, que hace parte de la pedagogía y que se encarga de estudiar el proceso enseñanza-aprendizaje.

Así esta ciencia auxiliar posee una parte teórica y una práctica, la primera encargándose de la fundamentación de los problemas del proceso enseñanza-aprendizaje; y la segunda, tiene que ver con la puesta en escena de dicha fundamentación; sin embargo, ya que se trata de una ciencia humana, la práctica antecede a la teoría, para que la última tenga un valor significativo.


Por otro lado encontramos que la didáctica puede ser general, estudiando aspectos elementales, primordiales y comunes de las didácticas específicas; diferencial, aplicándose en casos específicos; y, finalmente, específica de cada disciplina, como la didáctica de la literatura, de la escritura, etc.

Ahora bien, la importancia del proceso enseñanza-aprendizaje es inevitable de ser estudiada; Como bien sabemos en el mundo moderno la educación es la encargada, por decirlo de alguna manera, de hacer de la sociedad un elemento de bien; es la única que puede reunir los suficientes actores para realizar sus deseos y objetivos emancipadores; así el procesos enseñanza-aprendizaje adquiere un deber social, cultural, político y transformador.

Dentro de la didáctica, así como en cualquier ciencia, existen roles cumplidos específicamente por cada uno de los actuantes, en este caso, del “hecho educativo”. De esta manera el maestro, el estudiante, el currículo y los contextos de cada uno de ellos juegan un papel de suma importancia.

El maestro como participante del proceso enseñanza-aprendizaje, debe cumplir una serie de requerimientos concretos para realizar su labor, que puede ser desde un simple vocero de la información, hasta un guía emancipador para sus estudiantes.

El estudiante por su parte tiene, igualmente, que cumplir requerimientos concretos, pero genéricamente debe poseer interés por el aprender. De igual manera puede variar desde ser receptor de la información, hasta cumplir con su labor social por medio de la crítica.

La legislación es también uno de los factores de la didáctica, por medio de ella se sabe lo que esta o no permitido para un contexto determinado, están explícitos los contenidos y las justificaciones del acto educativo. Muchas veces los maestros, directivos y estudiantes están sujetas por ella, a cumplir y seguir lo que allí esta contemplado.

Según lo postulado anteriormente nos podemos darnos cuenta de la importancia que tiene la didáctica, entendida como el estudio teórico-practico del proceso enseñanza-aprendizaje, en cuanto a lo social. Si la didáctica puede ayudarnos a construir una sociedad mejor, hay que aprovecharlo como futuros maestros. Según muchos pensadores del siglo XX, entre ellos Michael Focault, para cambiar la sociedad de un contexto determinado, solo basta con cambiar una generación, así detrás de ella el proceso de cambio ya estará realizado.

Viéndolo desde este punto la didáctica, y cada uno de sus protagonistas, tiene la responsabilidad, estando en manos de los docentes, de construir esa nueva generación, una generación que luche por un futuro mejor para todos, no solo para los pocos privilegiados, sino también para aquellos de los que solo se acuerda el olvido.

Una generación que trascienda del sí mismo para estar en la carne de otros que sufren más y que quizá se quejan menos, haciéndolo sin duda desde su propio y agradecido privilegio, buscando siempre calidad de vida y la educación del pueblo. Porque si nos quedamos con la educación tradicional, la educación de unos pocos que instruye y no construye dentro de las aulas de la escuela, continuaremos siendo una humanidad sin humanidades, como lo afirma Fernando Savater. El problema de las humanidades en el campo netamente educativo no es cuales se enseñen ni cuantas horas se le dediquen a unas o a otras, sino cómo se haga. Si predomina en el maestro lo que Savater llama “pedantería” pues no lograremos nada.

POLÍTICAS ADMINISTRATIVAS Y ESCUELA: UNA ALIANZA POR EL DERECHO



“La libertad de un pueblo está en la sociedad misma,
y la sociedad crece en los brazos de la escuela”


Cuando se empiezan a estudiar profundamente las problemáticas educativas en el mundo, se puede dar un concepto fundamentado, o mejor, un diagnostico, de cómo se percibe el pasado, el presente y el futuro de la humanidad en toda su esencia, porque como es bien sabido, la educación es lo que nos hace realmente humanos; y quizá si ahondamos en el tema centrándonos un poco más en nuestro país, descubrimos que es urgente analizarnos todos, como ciudadanos, de una manera reflexiva, dialéctica, que nos haga repensar, replantear, replanear y reconstruir nuestras estructuras sociales, y dentro de ellas las que nos ocupan en este ensayo: las educativas.


Al indagar en la historia educativa, cualquier individuo se encuentra con innumerables logros, avances, métodos, metodologías, estrategias y personajes, pero también se topa con una serie de inconsistencias y falencias, que si bien se han tratado de superar con el paso de los años y aún de los siglos, persisten como un fantasma que se niega a desaparecer, y es aquí, donde ha de llegar el análisis dialéctico, la autocrítica y la acción por parte de los actores sociales.


En los últimos treinta años han surgido, producto de grandes investigaciones y esfuerzos, documentos netamente educativos que buscan establecer índices estadísticos, problemáticas y soluciones a los conflictos que se dan en el proceso de educación a nivel mundial y nacional. Dentro de estos documentos podríamos nombrar la Declaración Mundial de Educación para Todos de Jomtien, El Foro de Educación de Dakar, Callejón Con Salida, El Derecho a la Educación, y múltiples artículos sobre la calidad de la educación, la equidad, la cobertura y las políticas educativas.


Después de una lectura muy atenta a estos documentos, se podrían citar algunos logros, avances, estrategias metodológicas y, por supuesto, falencias y errores. Dentro de los aspectos a resaltar positivamente estaría la eliminación del analfabetismo, una destinación financiera mayor de la que se ha dado en cuestiones educativas, el fomento del desarrollo de la educación continua para todos, especialmente para los docentes, la descentralización en la administración educativa, la creación de medidas tendentes a construir las capacidades de ejecución, con objeto de fomentar la participación de los padres, las comunidades, los alumnos; la formación de ciudadanos y no de estudiantes, la proyección educativa hacia el futuro laboral, la inclusión de grupos étnicos en los procesos educativos de ejecución y planeación, la educación femenina, entre otros muchos[1].


Dentro de las falencias, encontramos quizá los mismos aspectos, y eso nos lleva a pensar que los esfuerzos no han sido suficientes o no han tenido un apoyo político dispuesto verdaderamente a resolver dichas fallas. Los niveles de analfabetismo en el mundo siguen siendo espeluznantes, la exclusión de los grupos étnicos sigue existiendo, la formación de ciudadanos aun no tiene los efectos suficientes, el futuro laboral de los educandos es incierto, los destinos financieros no alcanzan a cubrir las necesidades básicas, la sociedad está ausente en los procesos de formación humana, etc. Todo esto visto desde una perspectiva mundial, es decir, desde documentos como Jomtien y Dakar, parece tener una solución global, siguiendo principios iguales para todos los continentes, pero es ahí donde se olvidan las diferencias culturales inmensas que existen entre ellos, entre cada uno de los pueblos y también entre los sujetos que los componen. Por ello, hay que hacer una síntesis de la situación de cada una de las comunidades, y partir desde el interior para lograr una mejora educacional a nivel mundial.


Es así entonces, como nos centraremos en nuestra propia situación, para tratar de comprender los conflictos y problemáticas educacionales, y finalmente, después de un hondo estudio, convertirnos en sujetos actuantes y propositivos en busca de una solución. Nos basaremos en asuntos puntuales que afectan nuestros procesos educativos dentro y fuera del aula de clase.


El primero de ellos es la formulación de políticas educativas con miras a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos colombianos; este tema, también tratado en los documentos mencionados anteriormente, es quizá uno de los principales talones de Aquiles de nuestra estructura educacional. No existe una posición realista y clara en nuestra Constitución Política, en cuanto a la financiación, el desarrollo y la continuidad educativa en nuestra sociedad, aunque si bien están determinados los porcentajes monetarios destinados por El Estado para la educación, con la descentralización, dicho Estado se ha quitado la responsabilidad de velar por el derecho a la educación que vehementemente proclama La Constitución.


Además de esto está el desarrollo y la continuidad de las políticas educativas propuestas por cualquier gobierno. Nuestro sistema democrático no permite tal continuidad, ya que cada cuatro años aparece un nuevo gobierno, con nuevas políticas desapareciendo así las anteriores, o convirtiéndolas por vías legales en proyectos de ley que nunca llegan a desarrollarse completamente, de esta manera vemos pasar excelentes ideas, proyectos y planes educativos sin ninguna trascendencia. Esto por supuesto no sólo afecta a los educandos, sino también a los educadores, para quienes la educación continuada y la actualización es un imaginario lejano e imposible.


Para finalizar con este punto está el propio desconocimiento social de tales políticas; ni siquiera los propios y directos actores educativos conocen las leyes que los rigen, no solo como empleados, estudiantes, directivos, docentes, sino como ciudadanos. Y no es precisamente, que las leyes y políticas estén escondidas en folios interminables en las oficinas del estado, sino que nuestro desarrollo cultural no nos permite ir más allá de recibir una clase, cobrar un salario y cubrir necesidades.


Este tema nos conduce al segundo asunto de orden nacional, la institucionalización de la educación. Con la creación del PEI, se ha logrado un ordenamiento de las instituciones educativas, y además se ha obtenido una visión de lo que en dicha institución se hace o por lo menos, en teoría, se debe hacer; una visión real de hacia dónde se va y por qué se va, dejando atrás el simple hacer por hacer de cualquier institución.


La creación de currículos autónomamente y la libertad en la gestión administrativa dentro de las escuelas, puede ser una situación productiva para los ciudadanos, sin embargo, si esto se hace desde una perspectiva de negocio, como si se tratara de administrar o gestionar una empresa de servicios, puede convertirse en un arma peligrosa para la comunidad. La creación de currículos desde el punto de una empresa y no desde el punto de los estudiantes, sin tener en cuenta sus necesidades ni su contexto nos está llevando a ofrecer una educación que no es productiva, ni académica, ni moral, ni ética, es simplemente un paso más en la vida que hay que dar para conseguir un título con el cual el salario subirá y por lo tanto el poder adquisitivo también; y llega la pregunta: ¿es para eso que queremos educar y ser educados?


Un tercer aspecto nos lleva a repensar esta pregunta de manera reflexiva. Aquí nos cala el Derecho a la Educación, documento que hace un análisis muy completo a nuestro entorno, teniendo en cuenta la legislación, las guerras, las estadísticas, la lucha de poderes y otros factores que afectan la realidad colombiana. Nos regala una mirada, estremecedora por sus resultados, a la educación campesina, étnica, y nos deja ver como aquel derecho que la UNESCO plantea, no ha sido nunca una prelación para los gobiernos en nuestra Latinoamérica. Analizando este texto sólo nos queda hacernos de nuevo una pregunta: ¿Queremos una educación que nos de mayor poder adquisitivo, una educación de capital, o queremos una educación pensada por todos, para todos y con todos como actores?


Por último tenemos un asunto muy nuestro, que sin duda podemos combatir los maestros si llegamos a tener una identidad y un auto-reconocimiento de la importancia de nuestra labor social, cultural y ciudadana. Es claro que en nuestra Colombia no tenemos un concepto arraigado de lo propio, pero no de lo propio como privado sino visto desde lo público, un concepto nacionalista de lo que es nuestro o por lo menos debería serlo. Lo público en nuestro país es sinónimo de pobreza, de exclusión social, y por el contrario a muchos países del mal llamado primer mundo, no tenemos nada como ciudadanos.


Si lográramos cambiar el concepto de público, tratando de comprender que por el sólo hecho de ser ciudadanos colombianos tenemos bienes comunes, que son de todos y han de servir a todos, quizá nuestra educación deje de ser un negocio de capitales, para convertirse en algo nuestro, que debemos reestructurar, repensar, replantear para el bien de nuestro pueblo y por supuesto el de cada uno de nosotros.


Los maestros desde las aulas, desde la administración educativa, desde las calles, las casas, los parques, podemos cambiar ese concepto, sólo necesitamos plantearnos mejor, clara y sinceramente, nuestra labor dentro de una sociedad que nos necesita.


Como conclusión a todos los puntos relevantes tratados en este escrito y a otros tantos que se quedan en el tintero, podríamos decir que la alianza entre las política educativas, tanto mundiales como nacionales, y la escuela, es una alianza necesaria y urgente para que desaparezcan esas diferencias entre la educación para pobres y la educación para ricos; una invitación para atacar desde la posición de cada uno de los lectores, sean las aulas, los cargos directivos, la academia, las calles, los campos, etc. la ignorancia y la indiferencia hacia las políticas que nos rigen a todos, y a situarnos y a empezar a pensarnos como ciudadanos, como parte de un pueblo que puede ser mejor para todos, actuando todos por una educación de calidad sin diferencias.

[1] Foro mundial sobre educación. Dakar, Senegal. 2000.