martes, 20 de mayo de 2008

MEDINA REYES Y SU CREACIÓN DE LA MUJER PERFECTA


Efraim Medina Reyes llegó a mis manos con su libro La masturbación entre Batman y Robin, en una clase universitaria de esas de nunca acabar. El título pienso, al igual que muchos de sus críticos, pone mucho interés en atrapar al lector desde la primera mirada quizá, como algunos lo han dicho, a manera de marketing perfecto. Digamos que no siendo un libro de mi total devoción, hay que resaltar la importancia que tiene para las letras colombianas particularmente, por su estructura literaria, es decir por su forma más que por su fondo.



Pero bien, no todo puede ser forma dentro de la literatura, y por supuesto no todo es forma en la literatura de este cartagenero; Efraim Medina en este discurso trata algunos temas, que por no decir que están muy acabados, diré que están más que tratados; sin embargo el núcleo de cada uno de estos temas es muy bien tratado por este autor, sobre todo tratándose de algo que todos leen desde una fibra subcutánea: La traición, las mujeres y las historias de vida, pero no las nuestras, las de los otros (por supuesto esto último debido a nuestro calor típicamente latinoamericano).



En este pequeño escrito quiero concentrarme en el segundo de los temas: las mujeres. Pero no desde mi fibra feminista, sino desde la literatura misma y desde las influencias literarias del autor. Teniendo en cuenta que Medina es un escritor que tiene, sin lugar a dudas, una narrativa ligera y fácil para lectores lentos y despreocupados, como yo, pues digamos que el tema de las mujeres, en primera medida, no fue algo que realmente me atrajera para escribir, pero durante la segunda lectura a su obra La masturbación entre Batman y Robin, encontré algunos aspectos interesantes, particularmente desde la perspectiva de una de sus grandes influencias, Cesare Pavese y su obra, que, como Medina mismo lo dijera en alguna entrevista, es uno de sus grandes aliados[1].



La influencia que puede causar un artista en otro lejanamente contemporáneo, es impresionante, y de eso ya saben bien los que se han dado a la tarea de escribir, o mejor de leer para poder escribir; sobre esto escribe Andrew Mahar en su ensayo Lo feminista en la obra de Rosario Ferré:


"…Las ideas surgen de alguna fuente, a la cual está conectada la personalidad del artista, y son adaptadas y empleadas por el artista según su propio ser. Sin embargo, hay muchos elementos que influyen al artista en cuanto a cómo crea su obra; quizás lo que influye más es el medio ambiente en que se crece. En este sentido medio ambiente quiere decir el mundo social, político, y cultural que lo rodea". [2]

En este caso específico, Medina ha sido muy influenciado por este poeta italiano, imposible de encasillar en un movimiento, y que tiene una concepción de mujer, así mismo imposible de determinar. En La masturbación entre Batman y Robin, Medina cita innumerables veces al poeta italiano, sobre todo en los espacios que narran la historia del protagonista. Al respecto de las mujeres Pavese escribió innumerable poesía, y en ésta se encuentra, después de una lectura juiciosa, un trasfondo que encaja muy bien en la visión de Medina Reyes sobre el tema.

En Pavese podemos encontrar diversas tipologías de mujeres, divididas en dos grandes rangos: las mujeres para la vida, y las mujeres de la vida, o mejor, las que son para morirse de amor, a las cuales puede escribirle versos como: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos -esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un vicio absurdo-. Tus ojos serán una vana palabra, un grito acallado, un silencio. Y por otro lado están las putas: "Todos encontramos una puta en el transcurso de nuestra vida. Y son poquísimos los que encuentran una mujer que les ame y sea honesta. De cada cien noventa y nueve son putas" (O. de V. 5-2-38).


Con estas dos definiciones de mujer juega también Medina Reyes en su novela. Por una parte están las putas, de las que habla en el transcurso de la obra, todas aquellas que buscan al protagonista de la novela, Sergio Bocafloja (o las que el busca), y por otra parte están las mujeres clásicas, que tantos (o tantas) dicen que ya no existen, pero Medina las describe perfectamente, sin mencionarlas específicamente, en las controvertidas 9 lecciones.


Cuando en clase hablamos de las 9 lecciones y planteé que era realidad lo que ahí se mencionaba y la diferenciación que hacía Medina de las dos clases de mujeres, las de mi género voltearon una mirada inquisidora hacia mí, y después de algún tiempo de discusión me di cuenta de que la mayoría son de aquellas del primer grupo, las clásicas, aquellas que siguen los pasos acostumbrados para que un hombre las lleve a la cama, o para que no suene tan duro, para que las conquiste. Lo divertido está en que ellas fueron las que más criticaron la obra de Medina en cuanto al tratamiento injusto y atrevido al género femenino.


Pero para no desviarnos del tema y volviendo a la división de las mujeres en la obra del cartagenero, encontré un artículo de Rossend Arques sobre la visión de pavese sobre la misoginia, titulado Pavese: la misoginia como máscara.


"La misoginia de Pavese no implica indiferencia, sino un odio que no es, a decir verdad, más que un amor apasionado, irritado y avergonzado de no poder expresarse, un amor que se venga puerilmente de su propia torpeza".

Con esta simple frase Arques nos muestra la visión real de Pavese sobre las mujeres y su relación con ellas, una relación siempre tormentosa que se demuestra en su biografía y, desde luego, en su producción literaria. A manera de conclusión y afirmando lo citado anteriormente sobre la influencia de un autor en otro, se podría decir que la gran influencia de Pavese en Medina ha sido esa concepción misógina auto-redentorista de la mujer.


Efraim Medina afirma en una entrevista realizada por Juan Esteban Osorio y Patricia Linares que no es un misógino y que sus obras no tienen ningún toque de esto, es más, agrega: “Mis exigencias (en cuanto a las mujeres) entrañan agudeza, sensibilidad, curiosidad por el mundo, autocrítica, imaginación y dudo que las chicas del noticiero tengan mucho de eso, si lo tuvieran no serían usadas de esa forma” [3]. Si bien es cierto que un autor, o su personalidad, no pueden ser juzgados por la obra, ésta deja ver mucho del trasfondo personal, sobre todo cuando el tratamiento del tema, cualquiera que sea, esta en contacto directo con una búsqueda constante de identidad propia en cualquier escritor.


La novela La masturbación entre Batman y Robin es, en mi concepción, un paso más en esa búsqueda de la mujer con la que sueña cada hombre, con ese ser complementario que todos quieren tener a su lado, una perspectiva de la mujer que está en el medio de esos dos grandes grupos de mujeres que he tratado a lo largo de este escrito, entre las putas y las clásicas. Es, finalmente, un acercamiento a la creación de la mujer perfecta.




[1] Efraim Medina Reyes: “El oficio de vivir de Cesare Pavese, es y sigue siendo mi mejor aliado”.

[2] Encontrado en: http://www.arches.uga.edu/~amahar/home.html
[3] Efraim Medina: El "Chico malo" de la literatura colombiana

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